Porque cuando estábamos en la carne; es decir, vivió según la carne, las pasiones de los pecados, que eran por la ley: no dice, como observa San Juan Crisóstomo, que fueron causados ​​por la ley, sino sólo por ella, es decir, que fueron ocasionados por el conocimiento de la ley, pero propiamente causado por nosotros mismos, y nuestras inclinaciones corruptas, que se obraron en nuestros miembros, en lugar de obrar. (Witham)

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