que envía embajadores por el mar, atravesando las aguas de aquel país lejano, hasta en vasijas de juncos sobre las aguas, lanchas ligeras y ligeras hechas de caña de papiro, diciendo: Id, veloces mensajeros, a una nación dispersa y pelada, más bien, extendido y pulido, reluciente o resplandeciente, a un pueblo terrible desde sus comienzos hasta ahora, un pueblo hermoso, gobernante y victorioso, uno de gran belleza y poder oculto; nación castigada y pisoteada, cuya tierra han saqueado los ríos,literalmente, "una nación de línea, línea" y pisando bajo el mando de los reyes etíopes, cuyo gobierno a menudo lindaba con la opresión, y cuya tierra fue arrastrada por el Nilo en las inundaciones anuales. Toda esta poderosa nación está conmovida por los mensajeros de los reyes, llena de excitación por el peligro de la invasión asiria.

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