He aquí, en maldad fui formado, y en pecado me concibió mi madre; porque David, como todos los hombres, fue pecador desde el primer momento de la concepción, carne nacida de carne, llena de toda la corrupción de la humanidad, siendo todas las transgresiones en pensamiento, palabra y obra el resultado del estado natural de pecaminosidad, y la la culpa de ambos recae sobre cada pecador individual. David hizo así una confesión completa e inequívoca de la profundidad de su pecado y de su total atrocidad.

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