Volviendo al tema de los peligros que amenazan a la Iglesia, se mencionan dos: los falsos maestros y una materialización de la mente que sigue a tal enseñanza. Como en la antigüedad hubo falsos profetas, así se nos dice que habrá falsos maestros. De ahí la necesidad de estar alerta. Los maestros a los que se hace referencia son los que niegan al Señor. El apóstol ilustró el efecto de tal interpretación falsa con el ejemplo de Lot, quien, siendo un hombre justo, perdió su influencia en Sodoma.

Con palabras ardientes y escrutadoras describió las características de aquellos a quienes tenía en mente. Después de la denuncia más severa, los imaginó en su vida lujosa, entregándose a toda forma de licencia. Balaam se da como una ilustración de la maldad del amor al salario. Con dos frases describió gráficamente a esos profesores. Son "manantiales" que atraen a las almas sedientas con la esperanza de satisfacción, pero "sin agua". Son "nieblas impulsadas por una tormenta", y esto dice la verdad más profunda acerca de estos hombres, quienes, lejos de ministrar descanso y paz, son ellos mismos siervos de la inquietud y la perturbación.

Aquí no encontramos un manejo delicado de las falsas enseñanzas. El apóstol muestra que el efecto de la falsa enseñanza es siempre la negación del poder de Cristo. Negar a Su Señoría surge en todas las formas de maldad. Negar al Señor en cualquier particular es soltar la esclavitud del alma hacia Él y abrir la puerta para la llegada de todo mal.

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