2 Corintios 1:12

Sencillez y sinceridad.

I. Sencillez. La palabra significa unicidad, unicidad de mente, propósito, carácter, vida. Lo opuesto a esto es duplicidad, duplicidad en el habla, el comportamiento, el corazón. Y el mundo está lleno de eso, como todos saben. Hay una sencillez divina que debemos conservar en cada parte de nuestra vida. Sobre todo, debemos mantener esta pura sencillez en la parte más elevada de la esfera religiosa; evitando, por un lado, la alta fraseología que expresa mucho más de lo que creemos y queremos decir, y, por otro, el silencio comprometedor, o el discurso breve y vacilante, que expresa menos de lo que creemos, sentimos y somos.

Estar mucho más ansioso por estar bien con nuestra propia conciencia que en las opiniones de otros acerca de nosotros, y estar sumamente ansioso por agradar a Dios y vivir en su amor y de acuerdo con sus leyes, tal es la sencillez cristiana.

II. Sinceridad es la siguiente palabra, y las dos son muy parecidas. Son casi como hermanas gemelas. La palabra "sinceridad" significa literalmente translucidez o claridad mental. Se le llama sinceridad piadosa, ya sea porque es como la suya propia, como la franqueza y honestidad de todo su proceder ante hombres y ángeles, o porque viene directamente de él al corazón y la vida de su poseedor. Los sinceros obtienen su sinceridad de Él.

No pueden dejar de ser sinceros cuando ceden a Su misericordia. El que saca el agua, pura, de la tierra filtrante, y la sostiene allí, una pequeña joya de belleza, un pequeño espécimen de Su obra en el profundo pozo traslúcido donde puedes ver tu imagen, aclara las almas que se rinden a Él, como Los lleva a través de la tensión de las circunstancias, y a través de la atmósfera purificadora de la expiación, y a través del vivificante espíritu-aire, hasta que se vuelven sinceros y sin ofensa, aptos para la preservación Divina hasta el día de Cristo.

A. Raleigh, The Little Sanctuary, pág. 66.

Referencias: 2 Corintios 1:12 . Revista del clérigo, vol. iii., pág. 93; H. Crosby, Christian World Pulpit, vol. xxxiii., pág. 27. 2 Corintios 1:15 . FW Robertson, Lectures on Corinthians, pág.

269. 2 Corintios 1:17 . J. Kennedy, Christian World Pulpit, vol. iii., pág. 289; JP Gledstone, Ibíd., Vol. xviii., pág. 393. 2 Corintios 1:18 . S. Holl, Ibíd., Vol. xxxiv., pág. 161.

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