Juan 13:1

El lavatorio de los pies

Cuando buscamos lavarle los pies a un hermano debemos tener mucho cuidado con tres cosas, que les doy en la forma pintoresca en que las he visto expresadas en alguna parte.

I. "El agua no debe estar demasiado caliente". Por encima de todas las cosas, este oficio de amor debe realizarse con espíritu de mansedumbre. Sería bueno si, como la mujer con el Señor, pudiéramos lavar los pies de nuestro hermano descarriado con nuestras lágrimas.

II. "Nuestras propias manos deben estar limpias". En vano buscaremos ganar a un hermano del pecado si somos nosotros mismos culpables de lo que es culpable en él.

III. "Debemos estar dispuestos a someter nuestros propios pies al proceso". El lavado es para todos. Lo que, cuando lo hacemos nosotros, es una bondad hacia un hermano, es igualmente una bondad cuando lo hace él para con nosotros.

WM Taylor, Peter the Apostle, pág. 124.

Referencias: Juan 13:1 . HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xxvii., pág. 350; W. Sanday, El cuarto evangelio, pág. 214. Juan 13:2 . A. Rowland, Christian World Pulpit, vol. xxvi., pág. 114. Juan 13:3 .

Spurgeon, Sermons, vol. xxv., núm. 1499. Juan 13:5 . Spurgeon, Evening by Evening, pág. 300; C. Stanford, The Evening of Our Lord's Ministry, pág. 21. Jn 13: 6. Spurgeon, Sermons, vol. xi., núm. 612.

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