Y de los demás, nadie se atrevió a unirse a ellos; pero el pueblo los engrandeció.

Ver. 13. Si nadie se une a sí mismo ] Ninguno de los poderosos enemigos de la Iglesia se atrevió a insinuar (por temor al peligro) como lo hubieran hecho Sanbalat y Tobías en los días de Nehemías; y como los jesuitas hoy tienen la costumbre de correr hacia la Iglesia luterana, pretendiendo convertirse y construir con ellos; pero es sólo para mantener esa amarga disputa entre los calvinistas y los luteranos.

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