Toma el cinto que tienes, que está sobre tus lomos, y levántate, ve al Éufrates y escóndelo allí en un agujero de la peña.

Ver. 4. Levántate, ve al Éufrates. ] Un río que corría por Babilonia, a seiscientas ochenta millas de Jerusalén. Por tanto, el viaje del profeta hacia allá parece haber sido sólo visual, como lo fue Isaías que iba descalzo, el matrimonio de Oseas con una ramera, el de Ezequiel acostado de lado trescientos noventa días juntos; su viaje de Caldea a Jerusalén. Eze 8: 3-4

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