Por tanto, Jesús, gimiendo de nuevo en sí mismo, viene al sepulcro. Era una cueva y sobre ella había una piedra.

Ver. 38. Gimiendo en sí mismo ] Considerar, como, los efectos lamentables del pecado que trajo la muerte al mundo, incluso a los mejores; y los convierte en un espectáculo espantoso y repugnante, de modo que Abraham desea enterrar a su amada Sara fuera de su vista. Créanme que lo he probado, dice Agustín, abran una tumba, y en la cabeza del muerto encontrarán sapos saltando que son engendrados de su cerebro; serpientes que se arrastran por sus lomos, que salen de sus riñones; gusanos arrastrándose en su vientre, que crecen de sus entrañas.

Mihi experto credite, quod apertis sepulchris in capitibus invenielis bufones saltantes generatos ex cerebro. (Serm. 48.) Ecce quid sumus, et quid iam erimus: Ecce in quod resolvimur: En peccati originem et foeditatem! dice ese padre.

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