Y algunos de ellos dijeron: ¿No pudo este hombre, que abrió los ojos de los ciegos, haber hecho que ni siquiera este hombre muriera?

Ver. 37. Y algunos de ellos dijeron ] Así nuestro Salvador es interpretado y censurado diversamente; y lo mismo ocurre con sus ministros. Cuando vemos a nuestros auditores ante nosotros, poco sabemos con qué corazón están allí, ni qué uso harán de su supuesta devoción. Doeg puede poner su pie tan adentro del tabernáculo como David. Si algunos vienen a servir a Dios, otros vienen a observar a sus maestros y suscitan peleas; sí, si la conciencia pudiera ser juzgada, se hallaría que muchos oyentes tienen un corazón de Herodes hacia su ministro.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad