Verso 37. ¿No podría este hombre, que abrió los ojos...? Por la malicia de sus corazones, estos judíos consideraron las lágrimas de Jesús como una prueba de su debilidad. Podemos suponer que hablaron así: "Si lo amaba tanto, ¿por qué no lo sanó? Y si hubiera podido sanarlo, ¿por qué no lo hizo, ya que da testimonio de tanto dolor por su muerte? Que nadie se jacte en adelante del milagro de la Cura del ciego, si hubiera sido capaz de hacerlo, no habría permitido que su amigo muriera." Así razonarán los hombres, o más bien enloquecerán, sobre las obras y la providencia de Dios; hasta que, por sus ulteriores milagros de misericordia o de juicio, los convierta o los confunda.

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