Y Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno de ellos su incensario, y pusieron fuego en él, y pusieron sobre él incienso, y ofrecieron fuego extraño delante de Jehová, que él no les mandó.

Ver. 1. Y Nadab y Abiú. ] Estos jóvenes sacerdotes joviales, alegres de su nuevo empleo y sobrecalentados por el vino, como algunos se reúnen en Levítico 10:9 , terminaron el día de su servicio, Lev 10:19 y de repente son sorprendidos por una triste muerte. También lo era el desconsiderado sacerdote de Nápoles, Anno Dom.

1457, de quien Wolphius a informa, que cuando la colina del Vesubio había enviado enormes llamas y hecho un gran botín, él, para demostrar su piedad, leyó una misa, y tenía que subir la colina para averiguar la causa de tal una calamidad. Pero como recompensa por su temeridad, murió en las llamas y nunca más se supo de él.

un Wolph., Memorab. Lect., Ciento. 15.

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