16-22 Debemos regocijarnos en las comodidades de las criaturas, como si no nos regocijáramos, y no debemos esperar vivir muchos años, y regocijarnos en todos ellos; pero si nos regocijamos en Dios, podemos hacer eso para siempre.  Una vida verdaderamente religiosa es una vida de constante alegría. Y nos alegraríamos más si oráramos más. La oración ayudará a avanzar en todos los asuntos lícitos y en toda obra buena. Si oramos sin cesar, no nos faltará motivo para dar gracias en todo. Veremos motivos para dar gracias por lo que ahorra y previene, por las misericordias comunes y no comunes, pasadas y presentes, temporales y espirituales. No sólo por las providencias prósperas y agradables, sino también por las aflictivas, por los castigos y las correcciones; porque Dios lo diseña todo para nuestro bien, aunque por el momento no veamos cómo tienden a él. No apaguéis el Espíritu. Se dice que los cristianos son bautizados con el Espíritu Santo y con fuego. Él obra como el fuego, iluminando, avivando y purificando las almas de los hombres. Como el fuego se apaga quitando el combustible, y como se apaga echando agua o poniendo mucha tierra sobre él, así debemos tener cuidado de no apagar el Espíritu Santo, dando rienda suelta a los deseos y afectos carnales, pensando sólo en las cosas terrenales. Los creyentes a menudo obstaculizan su crecimiento en la gracia, al no entregarse a los afectos espirituales suscitados en sus corazones por el Espíritu Santo. Por profecías se entiende aquí la predicación de la palabra, la interpretación y aplicación de las Escrituras. No debemos despreciar la predicación, aunque sea sencilla, aunque no se nos diga más que lo que sabíamos antes. Debemos escudriñar las Escrituras. Y probar todas las cosas debe ser para retener lo que es bueno. Debemos abstenernos del pecado, y de todo lo que se parece al pecado, conduce a él y lo bordea. El que no se asusta de las apariencias del pecado, el que no evita las ocasiones de cometerlo, y el que no evita las tentaciones y los acercamientos a él, no se mantendrá por mucho tiempo sin cometer pecado.

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