11-18 Es un error que los creyentes se unan a los malvados y profanos. La palabra incrédulo se aplica a todos los desprovistos de la verdadera fe. Los verdaderos pastores amonestarán a sus amados hijos en el evangelio, para que no se unan en yugo desigual. Los efectos fatales de descuidar los preceptos de las Escrituras en cuanto a los matrimonios aparecen claramente. En lugar de una ayuda, la unión trae una trampa. Aquellos cuya cruz es estar unidos desigualmente, sin su culpa voluntaria, pueden esperar consuelo bajo ella; pero cuando los creyentes entran en tales uniones, en contra de las advertencias expresas de la palabra de Dios, deben esperar angustia. La precaución se extiende también a la conversación común. No debemos unirnos en amistad y conocimiento con hombres malvados e incrédulos. Aunque no podemos evitar del todo ver y oír, y estar con ellos, nunca debemos elegirlos como amigos. No debemos contaminarnos conversando con los que se contaminan con el pecado. Salid de los obreros de la iniquidad, y apartaos de sus vanos y pecaminosos placeres y búsquedas; de toda conformidad con las corrupciones de este presente mundo malo. Si es un privilegio envidiado ser hijo o hija de un príncipe terrenal, ¿quién puede expresar la dignidad y la felicidad de ser hijos e hijas del Todopoderoso?

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