32-35 Los cristianos son santos, o gente santa; no sólo los eminentes, como San Pedro y San Pablo, sino todo profesor sincero de la fe de Cristo. Cristo eligió pacientes cuyas enfermedades eran incurables en el curso de la naturaleza, para mostrar cuán desesperado era el caso de la humanidad caída. Cuando estábamos totalmente sin fuerzas, como este pobre hombre, envió su palabra para curarnos. Pedro no pretende curar con su propio poder, sino que indica a Eneas que busque la ayuda de Cristo. Que nadie diga que, porque es Cristo quien, por el poder de su gracia, realiza todas nuestras obras en nosotros, no tenemos ningún trabajo, ningún deber que hacer; porque aunque Jesucristo te sane, debes levantarte y usar el poder que te da.

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