37-54 Todos debemos mirar a nuestros corazones, para que sean limpiados y creados de nuevo; y mientras atendemos a las grandes cosas de la ley y del evangelio, no debemos descuidar el más pequeño asunto que Dios ha señalado. Cuando alguno espere sacar algo de nuestra boca para provocarnos, danos, Señor, tu prudencia y tu paciencia, y desbarata sus malos propósitos. Danos tal mansedumbre y paciencia que podamos gloriarnos en los reproches, por amor a Cristo, y que tu Espíritu Santo descanse sobre nosotros.

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