22-30 Era evidente que la doctrina de Cristo tenía una tendencia directa a quebrantar el poder del diablo; y era igualmente evidente que la expulsión de éste de los cuerpos de las personas confirmaba esa doctrina; por lo tanto, Satanás no podía apoyar tal designio. Cristo dio una terrible advertencia contra la pronunciación de palabras tan peligrosas. Es cierto que el evangelio promete, porque Cristo lo ha comprado, el perdón de los mayores pecados y pecadores; pero por este pecado, se opondrían a los dones del Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo. Tal es la enemistad del corazón, que los inconversos pretenden que los creyentes están haciendo la obra de Satanás, cuando los pecadores son llevados al arrepentimiento y a la novedad de vida.

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