1,2 El apóstol insiste mucho en la necesidad de la santidad. No explica la gracia gratuita del evangelio, pero muestra que la conexión entre la justificación y la santidad son inseparables. Aborrezcamos el pensamiento de continuar en el pecado para que la gracia abunde. Los verdaderos creyentes están muertos al pecado, por lo que no deben seguirlo. Ningún hombre puede estar muerto y vivo al mismo tiempo. Es un necio quien, deseando estar muerto al pecado, piensa que puede vivir en él.

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