Glorifique a Dios con su cuerpo y su espíritu: entregue sus cuerpos y todos sus miembros, así como sus almas y todas sus facultades, como instrumentos de justicia a Dios. Dedica y emplea todo lo que tienes, y todo lo que eres, por completo, sin reservas y para siempre, para su gloria.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad