Aunque andemos en la carne, en cuerpos mortales y, en consecuencia, no estamos libres de la debilidad humana. Sin embargo, no luchamos contra el mundo y el diablo. Según la carne: por cualquier método carnal o mundano. Aunque el apóstol aquí, y en varias otras partes de esta epístola, habla en plural, en aras de la modestia y la decencia, sin embargo, principalmente se refiere a sí mismo. Sobre él se arrojaron estas reflexiones, y es su propia autoridad la que está reivindicando.

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