Porque aunque andamos en la carne, no combatimos según la carne:

Las Escrituras de Dios no pocas veces hacen uso de similitudes para representar las cosas divinas mediante. Y entre los muchos, a menudo se hace referencia a la figura de un guerrero, a modo de ilustración. Y es muy llamativo. Porque toda la vida de un hijo de Dios, desde el momento de la regeneración, hasta que la gracia se consuma en gloria, no es más que una guerra continua. Y el guerrero santo nunca se desnuda de su armadura espiritual, hasta que se desnuda al morir.

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