Él nos ha vivificado juntamente con Cristo, en conformidad con él y en virtud de nuestra unión con él. Por gracia sois salvos: la gracia es el principio y el fin. El apóstol habla con indiferencia ya sea en primera o segunda persona; estando judíos y gentiles en la misma circunstancia, tanto por naturaleza como por gracia. Este texto pone el hacha a la raíz misma del orgullo espiritual, y toda gloria en nosotros mismos.

Por tanto, San Pablo, previendo el atraso de la humanidad para recibirlo, pero conociendo la absoluta necesidad de ser recibido, afirma nuevamente la misma verdad, Efesios 2:8 , con las mismas palabras.

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