El día que Adán comió el fruto prohibido, se volvió mortal, comenzó a morir; toda su vida después no fue más que una vida condenada perdida, más aún, fue una vida agonizante; no sólo era como un criminal condenado, sino como un ya crucificado, que muere poco a poco y poco a poco.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad