Arrepiéntete, si tal vez te sea perdonado el pensamiento de tu corazón. Sin duda alguna, si se hubiera arrepentido, habría sido perdonado. La duda era si se arrepentiría. En hiel de amargura estás, en el grado más alto de maldad, que es amargura, es decir, miseria para el alma; y en prisión de iniquidad, ayuno atado con él.

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