Por tanto, ahora tenéis tristeza - Esto no nos da ninguna autoridad para afirmar que todos los creyentes deben entrar en un estado de oscuridad. Nunca necesitan perder ni su paz, ni su amor, ni el testimonio de que son hijos de Dios. Nunca pueden perderlos, sino por el pecado, la ignorancia, la tentación vehemente o el desorden corporal.

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