De Jerusalén a Jericó - El camino de Jerusalén a Jericó (a unas dieciocho millas de allí) pasaba por lugares desérticos y rocosos: allí se cometieron tantos robos y asesinatos, que se le llamó el camino sangriento. Jericó estaba situada en el valle: de ahí la frase de bajar a él. Allí habitaban unos doce mil sacerdotes y levitas, todos los cuales asistían al servicio del templo.

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