Ireneo contra las herejías Libro V

cosas de las cuales se acrecienta y sustenta la sustancia de nuestra carne, ¿cómo pueden afirmar que la carne es incapaz de recibir el don de Dios, que es la vida eterna, que se alimenta del cuerpo y de la sangre del Señor, y ¿Es miembro de Él?—como declara el bienaventurado Pablo en su Epístola a los Efesios, que “somos miembros de Su cuerpo, de Su carne y de Sus huesos”[15].

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