Esta enfermedad no es para muerte.

La muerte no era su objeto. Había sido permitido por otra razón; es decir, para la gloria de Dios. Fue glorificado por la manifestación del poder divino de Cristo al rescatar a Lázaro de las fauces de la muerte, así como por la sublime enseñanza que dio ocasión el caso de Lázaro.

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Nuevo Testamento