Con todo mi anhelo y oración por la salvación de Israel, no puedo dejar de ver y decir que han fallado, no por falta de celo, sino por no reconocer la naturaleza de la verdadera justicia y sustituirla por una justicia imaginaria propia: rehusaron obedecer. a la justicia de DIOS ya Cristo como poniendo fin a la ley, para todos los creyentes, como instrumento de justicia. Habían puesto la ley en el lugar de DIOS y no podían aceptar a Cristo en el lugar de la ley.

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