No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino que como hijos amados os advierto. El objeto del pasaje anterior puede estar equivocado, y por eso el Apóstol se refiere a la relación mutua entre él y la Iglesia de Corinto. Su objeto no es el reproche, sino la enmienda de sus vidas. Es la reprensión de un padre, no el lenguaje fuerte de un hombre justamente indignado.

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