El silencio ha resultado imposible. Debe dar rienda suelta a sus emociones, y prorrumpe en una oración para que se le enseñe a comprender la fragilidad de su vida y la vanidad de los objetivos humanos, para que pueda ser desviado de pensamientos egoístas, envidiosos y murmuradores, a descansar en sumisión a la voluntad de Dios. Cp. Salmo 90:12 .

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