27. Porque está escrito. El apóstol prueba, por una cita de Isaías, que los hijos legítimos de la Iglesia nacen de acuerdo con la promesa. El pasaje está en Isaías 54 donde el profeta habla del reino de Cristo y del llamamiento de los gentiles, y promete a la esposa estéril y a la viuda una descendencia numerosa; porque es por este motivo que exhorta a la Iglesia a "cantar" y "alegrarse". El diseño del apóstol, digamos cuidadosamente, es privar a los judíos de todo reclamo de esa Jerusalén espiritual a la que se refiere la profecía. Isaías proclama que sus hijos serán reunidos de todas las naciones de la tierra, y no por ninguna preparación de los suyos, sino por la gracia y la bendición de Dios.

Luego concluye que nos convertimos en hijos de Dios por promesa, después del ejemplo (κατὰ ᾿Ισαὰκ) de Isaac, y que de ninguna otra manera obtenemos este honor. Para los lectores poco hábiles o practicados en el examen de las Escrituras, este razonamiento puede parecer poco concluyente; porque no tienen el más indudable de todos los principios, que todas las promesas, fundadas en el Mesías, son de gracia gratuita. Fue porque el apóstol dio esto por sentado, que tan intrépidamente comparó la promesa con la ley.

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