16. Esto lo digo entonces. Ahora sigue el remedio. La ruina de la iglesia no es un mal leve, y cualquier cosa que la amenace debe oponerse a la resistencia más decidida. Pero, ¿cómo se logra esto? Al no permitir que la carne gobierne en nosotros, y al cedernos a la dirección del Espíritu de Dios. A los gálatas se les dice indirectamente que son carnales, desposeídos del Espíritu de Dios, y que la vida que llevan no es digna de los cristianos; ¿De dónde procedió su conducta violenta el uno hacia el otro, sino de ser guiados por la lujuria de la carne? Esto, les dice, es una evidencia de que no caminan según el Espíritu.

No cumpliréis. Deberíamos marcar la palabra cumplir; con lo cual quiere decir que, aunque los hijos de Dios, mientras gimen bajo la carga de la carne, son susceptibles de cometer pecado, no son sus súbditos ni esclavos, sino que se oponen habitualmente a su poder. El hombre espiritual puede ser frecuentemente asaltado por los deseos de la carne, pero cumplirlos, no les permite reinar sobre él. - Sobre este tema, será apropiado consultar Romanos 8

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