21. Para hacer su voluntad, etc. Ahora da una definición de buenas obras al establecer la voluntad de Dios como la regla; pues él insinúa que ninguna obra debe considerarse buena, sino que sea agradable a la voluntad de Dios, como Pablo también nos enseña en Romanos 12:2, y en muchos otros lugares. Recordemos, entonces, que es la perfección de una vida buena y santa, cuando vivimos en obediencia a su voluntad. La siguiente cláusula es explicativa, trabajando (o haciendo) en ti lo que es agradable a su vista. Había hablado de esa voluntad que se da a conocer en la Ley; ahora muestra que en vano se le ha impuesto a Dios lo que no le ha mandado; porque valora los decretos de su propia voluntad mucho más que todos los inventos del mundo.

A través de Jesucristo, etc. Esto puede explicarse de dos maneras: “Trabajando a través de Jesucristo” o “Bien por medio de Jesucristo”. Ambos sentidos son adecuados. Porque sabemos que el espíritu de regeneración y también todas las gracias nos son otorgadas a través de Cristo; y luego es cierto, que como nada puede proceder de nosotros absolutamente perfecto, nada puede ser aceptable para Dios sin ese perdón que obtenemos por medio de Cristo. Por lo tanto, nuestras obras, realizadas por el olor de la gracia de Cristo, emiten una dulce fragancia en la presencia de Dios, mientras que de lo contrario tendrían un olor fétido. Estoy dispuesto a incluir ambos significados.

A quien sea la gloria, etc. A esto me refiero a Cristo. Y como aquí le atribuye a Cristo lo que peculiarmente le pertenece solo a Dios, por lo tanto, da un claro testimonio de su divinidad; pero aun así, si alguien prefiere explicar esto del Padre, no me opongo; aunque abrazo el otro sentido, como el más obvio.

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