Todo lo que los hombres piensan, sienten o hacen, que es santo y agradable a Dios, es el fruto de su obrar en ellos tanto el querer como el hacer. Les llega como consecuencia de la muerte de Cristo como propiciación por sus pecados y los pecados del mundo; ya él todos los que sienten y obran rectamente le darán gloria para siempre.

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Antiguo Testamento