25. ¿Por qué, entonces, bautizas? Al establecer esos tres grados, parecen formar un argumento muy concluyente: si no eres el Cristo, ni Elías, ni un profeta; porque no le corresponde a todo hombre instituir la práctica del bautismo. El Mesías debía ser uno que poseía toda la autoridad. De Elijah que iba a venir, habían formado esta opinión, que él comenzaría la restauración de la autoridad real y de la Iglesia. Los profetas de Dios, reconocen fácilmente, tienen derecho a cumplir el cargo que se les ha encomendado. Concluyen, por lo tanto, que para Juan bautizar es una novedad ilegal, ya que no ha recibido de Dios ninguna estación pública. Pero están equivocados al no reconocer que él es ese Elijah a quien menciona Malaquías 4:5; aunque niega que sea ese Elijah con quien tontamente soñaron.

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