12. Porque hay eunucos Cristo distingue tres clases de eunucos Aquellos que son así por naturaleza, o que han sido castrados por hombres, están excluidos del matrimonio por este defecto porque no son hombres. Él dice que hay otros eunucos, que se han castrado, para que tengan más libertad para servir a Dios; y a estos los exime de la obligación de casarse. De ahí se deduce que todos los que evitan el matrimonio luchan contra Dios con dureza sacrílega, a la manera de los gigantes. Cuando los papistas instan a la palabra castrar, (εὐνοῦχισαν) como si quisieran, los hombres pueden verse obligados a la continencia, es demasiado frívolo. Porque Cristo ya ha declarado que Dios se lo da a quien él elija; y, poco después, lo encontraremos afirmando que es una tontería en cualquier hombre elegir vivir soltero, cuando no ha recibido este regalo especial. Esta castración, por lo tanto, no se deja al libre albedrío; pero el significado simple es que, aunque algunos hombres son por naturaleza aptos para casarse, aunque se abstienen, no tientan a Dios, porque Dios les concede exención. (607)

Por el bien del reino de los cielos. Muchos tontamente explican esto como significado, para merecer la vida eterna; como si el celibato contuviera en sí mismo algún servicio meritorio, como los papistas imaginan que es un estado angelical. Pero Cristo no quiso decir nada más que que las personas solteras deberían tener esto como su objetivo, que, siendo liberados de todas las preocupaciones, pueden aplicarse más fácilmente a los deberes de la piedad. Es, por lo tanto, una imaginación tonta, que el celibato es una virtud; porque en sí mismo no es más agradable a Dios que el ayuno, y no tiene derecho a ser considerado entre los deberes que nos exige, sino que debe tener una referencia a otro objeto. Más aún, Cristo expresamente tuvo la intención de declarar que, aunque un hombre sea puro de fornicación, Dios no aprueba su celibato, si solo consulta su propia facilidad y comodidad, pero que está excusado por este único motivo, que aspira en una meditación libre y sin restricciones sobre la vida celestial. En resumen, Cristo nos enseña que no es suficiente, si los hombres solteros viven de manera castigada, a menos que se abstengan de tener esposas, con el expreso propósito de dedicarse a mejores empleos. (608)

El que puede recibirlo, que lo reciba. Con esta conclusión, Cristo les advierte que el uso del matrimonio no debe ser despreciado, a menos que tengamos la intención, con celeridad ciega, de precipitarnos de lleno a la destrucción: porque se hizo necesario restringir a los discípulos, a quienes veía actuando sin consideración y sin juicio. Pero la advertencia es útil para todos; porque, al seleccionar una forma de vida, pocos consideran lo que se les ha dado, pero los hombres se apresuran hacia adelante, sin discriminación, en cualquier dirección que el celo desconsiderado les incite. Y deseo que la advertencia haya sido atendida en tiempos pasados; pero los oídos de los hombres son detenidos por no sé qué encantamientos de Satanás, de modo que, contrariamente a la naturaleza, y, a pesar de Dios, aquellos a quienes Dios llamó al matrimonio se han atado al cordón de la virginidad perpetua (609) Luego vino el cordón mortal de un voto, por el cual las almas miserables estaban atadas, (610) para que nunca salgan de la zanja.

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