En lugar de permitirle que soltara al prisionero, “los principales sacerdotes y sus oficiales”, no “el pueblo”, que tal vez se compadeció (Lücke), “rugió” (ἐκραύγασαν) “Crucifícale, crucifícale”; “A la cruz”. A esta demanda Pilato, “con airado sarcasmo” (Reynolds), pero quizás más bien queriendo afirmar con fuerza, por tercera vez, que él por su parte no condenaría a muerte a Jesús, “Si va a ser crucificado, es vosotros que debéis hacerlo”, replica, Λάβετε … αἰτίαν, “Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no hallo falta en Él”.

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Antiguo Testamento