ὁ τελώνης : el comportamiento del publicano se dibuja en vívido contraste con el del fariseo; se mantiene apartado, no con orgullo sino con una aguda conciencia de su demérito, no se atreve a levantar los ojos hacia el objeto de la oración, se golpea el pecho con dolor punzante por el pecado. τῷ ἁμαρτωλῷ, el pecador; piensa en sí mismo solamente y en sí mismo como el pecador, bien conocido como tal, el único hecho digno de mención acerca de él, como se podría hablar del borracho del pueblo. Koetsveld comenta: “El publicano podría ver su propia imagen en el hijo pródigo; sin duda, más de un hijo de buena casa se dedicó al oficio de tabernero como último recurso”.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento