“Que nadie busque lo suyo propio, sino cada uno el bien de su prójimo”.

Es la idea de οἰκοδομεῖν, edificante , la que gobierna en este verso. No es necesario comprender el adverbio μόνον : “Que nadie busque sólo ...” La exclusión es absoluta, porque condena toda búsqueda del interés propio inspirada en el egoísmo: “Que nadie busque su propio disfrute o ventaja ; pero que en su conducta tenga siempre en cuenta el interés de los demás.”

En la aplicación de esta regla al tema particular que Pablo está tratando, al cristiano se le pueden presentar dos casos: el de una comida en su propia casa ( 1 Corintios 10:25-26 ), o el de una comida en un casa extraña ( 1 Corintios 10:27-30 ).

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