Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos y se ha convertido en las primicias de los que durmieron. (1.) Cristo fue y es el primero de los que resucitan, tanto en orden de dignidad como de mérito. (2.) Él fue el primero en la voluntad e intención divina. (3.) Primero causalmente, porque por Él todos resucitaremos. (4.) Temporalmente, porque Cristo fue el primero en el tiempo en resucitar a la vida eterna; porque aunque algunos antes de Él fueron resucitados por Elías y Eliseo, sin embargo, resucitaron a esta vida mortal solamente, y otra vez murieron; pero Cristo fue el primero en resucitar a la vida eterna de bienaventuranza y gloria.

Así Crisóstomo, Anselmo, Ambrosio, Teofilacto, Teodoreto y otros. La palabra primicias significa apropiadamente esto, e implica que otros lo sigan. Así se llama a Cristo el "primogénito de los muertos", es decir , resucitando antes que todos los demás, y, por así decirlo, renaciendo de entre los muertos.

De esto parece ser un punto de fe que nadie resucitó antes de Cristo a la vida eterna. Por tanto, los que se dice que resucitaron a la muerte de Cristo (S. Mat 27, 52), lo hicieron después de él según la naturaleza, si no según el tiempo, pues su resurrección dependía de la de Cristo como causa. Así lo señala Francis Suárez (p. 3. qu. 53, art. 3).

El primer fruto de la tierra, que bajo la Ley Antigua debía ofrecerse a Dios, se llamaba "primicias"; así Cristo, después de su resurrección, fue ofrecido a Dios como las primicias de la tierra, en la cual había sido arrojado como grano de trigo, y de la cual brotó de nuevo en el nuevo nacimiento de la resurrección.

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