Porque ya por el hombre vino la muerte. Adán trajo la muerte a todos los hombres, Cristo resurrección. La palabra ya que da la razón por la cual Cristo es llamado las primicias de los que resucitan, a saber, porque por Cristo, como líder de la primera fila del ejército de Dios y vencedor de la muerte, la resurrección de los muertos fue traída al mundo. .

versión 22. Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. Se puede hacer la pregunta de si incluso los malvados se levantarán de nuevo y serán dotados de vida a través de Cristo y sus méritos. S. Agustín ( Ep. 28) dice que no, porque su resurrección, siendo para condenación, es mejor llamarla muerte que vida. Santo Tomás dice también que Cristo es la causa eficiente de la resurrección para todos los hombres, pero la causa meritoria sólo para los buenos.

Pero mi respuesta es que Cristo es la causa de la resurrección de todos, incluso de los impíos: 1. Porque Cristo quiso abolir por completo con su resurrección el poder de la muerte sobre todo el género humano, y por tanto los impíos están incluidos, no como malos, sino como hombres, abstrayendo su maldad. Ver S. Ambrose ( de Resurr. c. 21), y aún más claramente S. Cyril ( in Joann. lib. iv. c. 12).

2. Cristo mereció la resurrección de los impíos, aun como impíos, para poder infligir justo castigo a sus enemigos, para que su gloria pudiera aumentar con el castigo eterno de sus enemigos. Pero estos significados están fuera del alcance del pasaje. El Apóstol está hablando de la resurrección bienaventurada de los santos, no de la resurrección de los impíos a la miseria.

Podemos recapitular aquí los seis métodos por los cuales el Apóstol ha probado que Cristo resucitó, para que pudiera probar que nosotros también resucitamos.

1. Del testimonio de los que le vieron vivo después de su resurrección, a saber, Pedro, Pablo, Santiago, los demás Apóstoles y los quinientos hermanos (v. 5).

2. Si Cristo no resucitó, vana es igualmente la predicación de los Apóstoles y la fe de los cristianos (v. 14).

3. Si Cristo no ha resucitado, todavía estamos en nuestros pecados. Esto se prueba por el hecho de que la fe que justifica y expía nuestros pecados es la misma por la que creemos que Cristo murió y resucitó por nosotros (v. 17).

4. Si Cristo no resucitó, de mal perecieron los que durmieron en Cristo, y fueron destruidos en cuerpo y alma; porque el alma no puede vivir eternamente sin el cuerpo (v. 18).

5. Si servimos a Cristo solamente en esta corta vida, y bajo Su ley no tenemos esperanza de resurrección, entonces somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres (v. 19).

6. Por Adán todos mueren, luego por Cristo todos resucitarán y serán vivificados. Porque Cristo nos ha hecho tanto bien como Adán hizo daño: Él vino, no sólo para reparar todas las caídas y pérdidas de Adán y su descendencia, sino también para elevarnos a un estado superior (v. 21). .

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