No lleves bolsa (no lleves oro, ni plata, ni bronce en tu bolsa, S. Matt. x.) ni alforja . Ni bolsa por dinero, ni alforja por comida; porque el Pastor suplirá ambos si es necesario. Él les ordena que miren a Aquel que los envió para las necesidades de la vida. Eutimio.

Porque el predicador debe tener tal confianza en Dios, que aunque no esté provisto de los gastos de su vida presente, debe estar convencido de que no le fallarán; no sea que mientras su mente está ocupada con las cosas temporales, debería estar menos atento a las cosas eternas. S. Gregorio. Véase S. Matt. X. Pues Cristo da aquí a los setenta discípulos los mismos mandamientos que antes dio a sus doce apóstoles.

Y no saludéis a nadie por el camino. No os desviéis para saludar a vuestros amigos o para comulgar con vuestros conocidos, sino evitad todas esas demoras, y consagraos enteramente a la predicación de Mi evangelio. SS. Agustín, Ambrosio, Gregorio y otros

Pero, por otro lado, dice Eutimio, Cristo no quiere decir que sus discípulos rechacen descortésmente un saludo de paso. Sólo prohíbe los saludos formales, * que son obstáculos para el ministerio y causa de ofensa. Así escribe S. Ambrosio, que aquí alude al mandato de Elías: "Si te encuentras con alguno, no lo saludes; y si alguno te saluda, respóndele ahora otra vez" (2Re 4,29): mandato dado para que Giezi no pudiera entrar en conversación con alguien en el camino, y así olvidarse del deber para el cual fue enviado a cumplir.

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