O aquella mujer que tiene diez piezas de plata , etc. "Barrer", o como lo traduce el árabe, "limpiar"; no "volcado", como algunos leen con S. Gregory.

La "pieza de plata", o dracma, era una moneda que pesaba la octava parte de una onza. Por eso S. Cirilo explica, que por la parábola de la oveja perdida hemos de entender, místicamente, que somos criaturas de Dios que nos hizo, y ovejas de su prado, pero que por esta segunda parábola se nos enseña que somos fueron creados a imagen y semejanza de Dios, así como la moneda lleva la imagen del rey.

S. Gregorio ( Hom. 34), explica muy ampliamente la parábola, y la aplica de la siguiente manera: "El que es significado por el pastor, es significado también por la mujer. Porque es Dios mismo Dios y la sabiduría de Dios Y por haber una imagen impresa en la pieza, la mujer perdió la pieza de plata cuando el hombre, que fue creado a imagen de Dios, por el pecado se apartó de la semejanza de su Creador.

La mujer encendió una vela, porque la sabiduría de Dios se manifestó en el hombre. Porque la vela es una luz en una vasija de barro, pero la luz en una vasija de barro es la Deidad en la carne, y cuando se encendió la vela, volcó (evertit) la casa. Porque tan pronto como su divinidad resplandeció a través de la carne, todas nuestras conciencias se espantaron. Pero la palabra 'volcar' no difiere de 'limpiar' o 'barrer' de los otros MSS.

Porque la mente corrompida, si no es vencida primero por el miedo, no se limpia de sus faltas habituales. Pero cuando la casa se vuelca, se encuentra la pieza de plata, porque cuando la conciencia del hombre está perturbada, la semejanza del Creador se restaura en él". ¿Quiénes están cerca de la Sabiduría Divina, en cuanto se acercan a Él por la gracia de la visión continua?" Por lo tanto, en conclusión, dice: "La mujer tenía diez piezas de plata, porque hay nueve órdenes de ángeles, pero, que el número de para que los elegidos fueran colmados, fue creado el hombre, el décimo, el cual, aun después de su pecado, no se apartó del todo de su Hacedor, porque la eterna Sabiduría, resplandeciendo a través de la carne con sus milagros, lo restauró con la luz de la tierra. buque.

O, como lo interpreta Teofilacto, "Los amigos son todos los poderes celestiales, pero los vecinos, los tronos querubines y serafines que están más cerca de Dios".

Por último, S. Gregory Nyssen, dice: "Las diez piezas de plata son tantas virtudes, de las cuales no debemos carecer de ninguna, porque como los mandamientos, son completas en sí mismas (decem). La vela es la palabra divina o tal vez el antorcha del arrepentimiento; los prójimos, la razón, el deseo, la ira y otros afectos semejantes".

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