Y dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos. Lo cual, sin embargo, podría suceder realmente, es más, ha sucedido a menudo, por lo que puede ser histórico. La introducción a la parábola muestra su alcance y el propósito de su introducción, a saber, reprender la supremacía de los fariseos, y su jactancia y desprecio de otros hombres.

En la parábola anterior, Cristo enseñó una condición para la oración: la perseverancia. En esto enseña otra humildad, porque la oración humilde es escuchada por Dios, la soberbia es rechazada, como Ecclus. xxxv. 21. Ver lo que se ha dicho al respecto. Los Padres relacionan así estas palabras con el versículo anterior, es decir, con la fe. San Agustín ( Serm. xxxvi.), sobre las palabras del Señor de que la fe no es de los soberbios sino de los humildes, dice: "Cristo añade una parábola sobre la humildad frente a la soberbia:" Teofilacto, "Porque la soberbia más que otros sentimientos turban las mentes de los hombres, muy frecuentemente habla de ello.

La Glosa, "Para que nadie, por lo dicho, se jacte de su conocimiento, o de su confesión de fe", Cristo muestra que nuestras obras, y no nuestras profesiones, serán juzgadas por Dios, y entre ellas Él nota principalmente la humildad.

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