El Señor Dios ha jurado por Su santidad - Habían pecado para profanar Su "Santo Nombre" (ver la nota en Amós 2:7). Dios jura por esa santidad que habían profanado en sí mismos a quien se llamaba, y que habían hecho profanarse por otros. Él promete su propia santidad, que vengará su impiedad. : "Al jurar" por su santidad ", Dios se jura por sí mismo. Porque Él es la suprema justicia y santidad no creadas. Esta justicia cada uno, en su grado, debe imitar y mantener en la tierra, y estos han violado y derrocado sacrílegamente ”.

Los días vendrán (literalmente, están entre) sobre ti - El Día de Dios y la eternidad siempre llegarán. Les recuerda su enfoque continuo. Él dice no solo que ciertamente vendrán, sino que siempre vendrán. Están manteniendo su rumbo constante. Cada día que pasa, avanzan un día más cerca del pecador. La gente olvida lo que "vendrá"; ellos "pusieron lejos el día malo". Por lo tanto, Dios tan a menudo en sus avisos del porvenir (1 Samuel 2:31; Isaías 39:6; Jeremias 7:32; Jeremias 9:25; Jeremias 17:14; Jeremias 19:6; Jeremias 23:5, Jeremias 23:7; Jeremias 30:3; Jeremias 31:27, Jeremias 31:38; Jeremias 33:14; Jeremias 48:12; Jeremias 49:2; Jeremias 51:47, Jeremias 51:52. (Ges.); Amós 8:11), recuerda que esos "días" siempre están "llegando"; no son una cosa que será solo; en el propósito de Dios, ellos ya "son"; y con una banda de rodadura uniforme y silenciosa, “se está acercando” al pecador. Esos "días vendrán sobre ti", fuertemente cargados con el disgusto de Dios, aplastándote, como has aplastado a los pobres. Vienen sin duda, también, inesperadamente sobre ellos, como dice nuestro Señor, "y así ese día viene desprevenido".

Él (ese es uno) te llevará lejos - En medio de su seguridad, de repente deberían ser sacados violentamente de la morada de su lujo, a medida que el pez, cuando se engancha, se saca del agua. Las imágenes de la imagen (ver Habacuc 1:15; Ezequiel 29:4), su total impotencia, el desprecio en el que se sentirían, la facilidad con la que se levantarían del diluvio de placeres en los que se habían sumergido. Las personas pueden ser imprudentes, por fin, acerca de sí mismas, para que su posteridad escape y ellas mismas sobrevivan en su descendencia. Amos predice, entonces, que estos también deberían ser barridos.

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