Te compadeciste del cristo de la palma - En el sentimiento de nuestra mortalidad común, el alma no puede sino añorar la decadencia. Incluso es triste mirar una flor caída, tan hermosa, tan frágil. Pertenece a este mundo pasajero, donde nada hermoso permanece, todas las cosas hermosas se apresuran a dejar de ser. El sentimiento natural implantado por Dios es el germen de lo espiritual.

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