pero podría desear estar presente con usted ahora y cambiar mi tono; porque estoy perplejo acerca de ti. [Hijitos míos, por quienes soporté dolores espirituales para daros a luz en el momento de vuestra conversión, y por quienes soporto dolores por segunda vez, para que la vida de Cristo sea formada en vosotros, a fin de que podáis vivir y pensar y gloriarse en nada más que en Cristo.--Aquí el apóstol interrumpe repentinamente y de inmediato explica por qué lo hizo así.

Si los gálatas hubieran llegado a considerarlo un enemigo, ¡qué ridículo les sonaría un lenguaje tan afectuoso! No se sintió libre, mientras los miraba a distancia, y como le fueron representados por informe, para usar un discurso tan tierno; pero aun así, confiando en que las cosas estaban mejor que informadas, deseó estar presente y, encontrándolos verdaderamente leales, dejó a un lado la perplejidad que ahora lo estorbaba, y cambió su tono de reproche y reserva a los acentos de persuasión amorosa. . No se podría idear un lenguaje que revelara más plenamente el corazón del apóstol en todas sus emociones conflictivas.]

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