Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. [Que estos se gloríen, si quieren, en su malvada actividad contra la cruz, pero Dios no permita que yo me gloríe sino en esa misma cruz contra la cual ellos levantan sus manos, la cruz por la cual el mundo ha muerto para mí, para que no ya no me seduce con sus falsas glorias, ni me aterroriza con sus ceños y amenazas; y por la cual yo, a mi vez, he muerto con Cristo en cuanto al mundo, de modo que ya no disfruto ni participo en sus pasiones pecaminosas, y ya no descanso bajo su sentencia de condenación.]

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Antiguo Testamento