Hechos 9:3-9

La conversión del líder fariseo Saulo, 3-9.

Después de la Pasión del Señor, la conversión de san Pablo es el acontecimiento sobre el que más se llama la atención en las Sagradas Escrituras. Muchas veces el principal de nuestros maestros cristianos alude a ello en sus epístolas. Tres veces en esta primera de las historias cristianas se repite la relación con más o menos detalle una vez por Lucas en este capítulo noveno; dos veces por el mismo apóstol: en el cap. 22, en su discurso al pueblo desde la escalinata del Templo; en el capítulo 26, en su defensa ante Agripa el rey y Festo el procurador romano.

Tres veces, pues, se repite esta extraña y maravillosa historia, que tan poderosa influencia ha ejercido sobre los destinos de la humanidad. En esta triple relación no podemos dejar de discernir una sorprendente analogía con la triple relación en los tres primeros Evangelios de tantos de los actos y enseñanzas más notables de nuestro Señor. Como en la historia del evangelio, un evento o un discurso a menudo se cuenta tres veces, cada relato difiere del otro en muchas pequeñas circunstancias, pero cada relato conserva la misma gran unidad; así en el libro de los 'Hechos' se cuenta la conversión del fariseo Saulo, cada narración del gran evento proporciona algún pequeño hecho o circunstancia pasado por alto en los demás, sin embargo, los tres se unen en las características principales de la terrible escena, a saber , la luz cegadora de la gloria ( Hechos 9:3 ;Hechos 22:6 ; Hechos 26:13 ); la voz del cielo oída y entendida por el fariseo Saulo ( Hechos 9:5 ; Hechos 22:8 ; Hechos 26:14 ); la apariencia de una forma glorificada, vista y estampada para siempre en la memoria de aquel a quien los hombres conocieron después como Pablo ( Hechos 9:17 ; Hechos 22:14 ; Hechos 26:16 ), cada relato, también, concordando con el repetido testimonio de las Epístolas, que el mismo Saulo estaba plenamente convencido de la realidad de la aparición de Cristo a él.